La vida de lo volátil es totalmente contraria a el amor.
El amor es claro y puro como el agua de vertiente fresca de la montaña.
El amor no tiene dudas, solo certezas.
El amor sana y no insegurisa.
El amor renueva mentes y no controla tiempos, ni espacios, ni razón, ni cuerpos.
El amor es atemporal, existe sin necesidad de contabilizarlo o cuantificarlo.
El amor no se gradúa, no se materializa, simplemente se da y se siente en el alma.
El amor es paz, es profunda gratitud.
El amor es abierto a toda dimensión del universo de vida y confía en quién se aproxima a entregarse a vivirse a gestarse a vincularse.
El amor te brinda seguridad y te permite confianza, honestidad y apertura.
El amor fluye en equilibrio con el lenguaje y la acción.
El amor es presente paralelo.
El amor es convicción.
El amor no tiene miedo, ni tampoco contradicción.
El amor es lo más genuino y nutritivo de la placenta.
El amor es el alumbramiento mismo del ser.
El amor es vida y muerte.
El amor es lo que mueve actos políticos llenos de maestría.
El amor no es efímero, es trascendental, es transmutador.
Hay que hablar desde el amor. Hay que moverse y transitar desde el amor, más todo lo que no nace desde ahí, simplemente se va.
Y hoy debo decir, que todo se ha nublado, que la poca claridad del día me conmueve y que deseo días llenos de sol y de apertura a ver cada estrella del universo por la noche, porque aunque me conecto con lo nublado, no me hace feliz como la claridad del cielo en pleno día de verano o en un atardecer fueguino o en plena noche magallánica.
Y es así que,
Si no te respondo es porque no deseo hablar más, así de claro. Ya todo fue dicho y para mí no existe un quizás y en el único carnaval que nos encontraremos es en el saludo afectuoso, respetuoso y grato.
Ah! y con respecto a la invitación a el evento sinfónico, olvídalo, perdón por retractarme, pero estoy en todo mi derecho de colocar límites y ya no hay razón para regalarte mi tiempo, mi plata y mi energía en algo así, menos después de todo lo que sentí y que quedo ahogándose en la nada producto del aire volátil de tus pensamientos y palabras.
Antes de despedirme, debo decir que no fue necesario comunicarlo, ya que tu mismo decidiste no ir, no querías más regalos, no querías quizás sentirte en deuda, porque no estabas sintiendo el querer verme, el sentir ingrato de la lejanía es sabio para contemplar la realidad desde nuestra propia intimidad.
Gracias por no comunicar lo comunicado. Se que algún día lo vas hacer.
Gracias, adiós infinito.
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